1. Mediante su convocatoria: los
responsables de convocar la Asamblea, modifican el lugar, la fecha o la
hora de su celebración, y proceden a notificar tales cambios a los
asamblearios que consideran “molestos” con calculada demora, a fin de
excluirlos legalmente. Si consideran que su posición (de fuerza) se lo
permite, también pueden no notificarlos, sin más.
2. Mediante la confección del Orden del
Día: los responsables de elaborar el Orden del Día de la Asamblea
elaboran uno a su medida. Si se ven a obligados a incluir asuntos que
los interesados demandan expresamente, entonces olvidan incluirlos
todos, o los redactan de forma incompleta o poco clara para que no
susciten demasiado consenso.
3. Mediante su dirección formal: los
responsables de moderar la Asamblea, ordenar los turnos de palabra y
tomar nota de las intervenciones y los acuerdos, desempeñan la tarea con
una eficacia tal, que en la Asamblea sólo intervienen mayoritariamente
quienes ellos quieren, y en las Actas sólo se reflejan sus propios
posicionamientos u otros asimilables.
4. Mediante la pre-asamblea: como la
estrategia anterior requiere cierta habilidad, es más común que los
manipuladores, una vez conocido el Orden del Día a tratar, se reúnan con
antelación a la misma para fijar posturas conjuntas y forzar la toma de
acuerdos en una u otra dirección.
5. Mediante el antidirigismo: en este caso
los manipuladores consiguen que la Asamblea renuncie a que nadie la
dirija, y en particular, a que nadie levante Acta de lo que en ella
suceda. Así es más fácil que surjan acuerdos “respaldados” con más votos
que asamblearios presentes, o en su defecto, que los manipuladores
sostengan que lo que se acordó en su momento fue A y no Z.
6. Mediante debates ficticios: los
manipuladores, a fuerza de magnificar las diferencias entre las
distintas opiniones y posturas expresadas en el debate, prolongan éste
innecesariamente con el único fin de agotar a la Asamblea, evitar el
consenso y forzar una votación.
7. Mediante mayorías ficticias: cuando en
la Asamblea participan individuos, los manipuladores se cuidan de
comparecer en número suficiente para asegurarse la mayoría absoluta. Si
no son bastantes, comprometen a otros posibles asamblearios (poco o nada
informados) para que asistan y voten con ellos por simpatía.
8. Mediante la rueda de intervenciones:
cuando los manipuladores no pueden asegurarse la fuerza del número, se
ubican en lugares distintos de la sala -como si no se conocieran entre
ellos-y solicitan una y otra vez la palabra para insistir en sus propias
posturas y en el rechazo de las ajenas, dando la impresión de que ellos
expresan el sentir general de la Asamblea.
9. Mediante el refrendo popular: variante
de la anterior. En este caso los manipuladores refrendan con
exclamaciones o aplausos la intervención de alguno de ellos. En
ocasiones, toman la palabra uno tras otro sólo para ponderar el sentido
común de lo que acaba de decir un colega.
10. Mediante cortinas de humo: desplegando
la cortina de humo del democratismo (o de cualquier otro “ismo” que
resulte conveniente), los manipuladores tratan de hacer creer a los
partícipes de la Asamblea que nadie es tanto como ellos. Así sus manejos
pueden pasar más “inadvertidos”, o cuando menos, parecer justificados.
11. Mediante la subversión dialéctica:
estrategia que admite múltiples procedimientos. En unas ocasiones,
cuando los debates se tornan largos e intrincados, los manipuladores se
toman el esfuerzo de resumir para la concurrencia las distintas posturas
existentes. Pero lo hacen tendenciosamente, sesgando los argumentos
ajenos y plagándolos de contradicciones para que parezcan -en contraste
con los suyos-mucho menos razonables. En otras ocasiones (si hilan más
fino) simulan secundar cualquier postura que presumiblemente goce del
apoyo mayoritario de la Asamblea para, a lo largo del debate, ir
reinterpretándola a su conveniencia y, al final, conseguir un acuerdo
alineado con su criterio.
12. Mediante turnos cerrados de palabras:
supuesto en el que los manipuladores proponen que, a partir de la última
palabra concedida, se considere cerrado el turno de intervenciones.
Lógicamente, tal propuesta aparece cuando, uno tras otro, los
manipuladores han solicitado la palabra y pueden acapararla durante todo
lo que resta del debate, de forma que sus argumentos sean los últimos
que la Asamblea escuche antes de proceder a la adopción de acuerdos.
13. Mediante las falsas alternativas: los
manipuladores consiguen forzar en la Asamblea una votación entre dos
propuestas aparentemente opuestas cuando, en realidad, ellos mismos han
presentado las dos, y ambas responden a sus intereses.
14. Mediante el economicismo: los
manipuladores intentan arrebatar a determinados miembros de la Asamblea
su derecho al voto, vinculando su capacidad decisoria al cumplimiento
(parcial o defectuoso) de compromisos económicos… previamente acordados a
iniciativa suya.
15. Mediante el sistema de votación:
cuando los manipuladores creen no tener asegurada una mayoría decisiva,
suelen calificar de poco democrático el sistema de votación a mano
alzada, y proponer otro que salvaguarde derechos “irrenunciables” como
el de la intimidad o el de la privacidad (en realidad, lo que les
interesa en una votación secreta es responsabilizarse del recuento de
las papeletas).
16. Mediante la revisión de acuerdos: los
manipuladores plantean sin descanso en cada Asamblea cuestiones sobre
las que ya hay tomados Acuerdos con la sola intención de modificarlos a
su conveniencia.
17. Mediante la perversión de acuerdos:
los manipuladores se ofrecen a poner en práctica los Acuerdos adoptados
por la Asamblea, pero sólo para vaciarlos de contenido o para aplicarlos
en los aspectos que a ellos interesan, y no en su totalidad.
18. Mediante el boicot pasivo: los
manipuladores se comprometen a poner en práctica Acuerdos a los que son
contrarios para, a la hora de la verdad, eximirse de su responsabilidad
con cualquier excusa, o permitir que prescriban si están sujetos a
plazo.
19. Mediante el boicot activo: los manipuladores intervienen en la Asamblea con ánimo de romperla y evitar que adopte acuerdos.
20. Mediante el autocratismo: los
manipuladores consiguen convencer a los demás de que las Asambleas son
siempre difíciles y tediosas, y que es mucho más “operativo” delegar en
ellos la toma de algunas decisiones y la dirección de los asuntos más
urgentes. Las Asambleas se limitan entonces a refrendar lo que otros
acuerdan: han quedado reducidas a un mero cuerpo electoral.
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