Problemas de pareja en las relaciones a distancia
Aunque
pueda parecer el título de una novela rosa, culebrón o de una película
de sobremesa en un fin de semana algo aburrido, el acto de “amar en la
distancia” es más habitual de lo que podamos pensar, sobre todo en
momentos de grandes movimientos migratorios, cuando las personas deciden
dejar su lugar de origen para buscar nuevas oportunidades o bien pasan
largas temporadas fuera de su casa.
Las parejas se eligen por razones
propias de cada persona y estas relaciones llevan asociadas ciertas
circunstancias. En el caso que nos planteamos de las relaciones a
distancia, la imposibilidad de ver a la pareja cuando se desea o
necesita es la característica que mejor define a este tipo de
relaciones.
Este artículo pretende hacer una
reflexión sobre este fenómeno, a partir de las experiencias planteadas
en la consulta psicológica, y que cada vez es habitual en nuestra
sociedad globalizada. Las personas en algún momento de su vida pasan de
una forma u otra por esta situación. Se repasarán los problemas comunes
que pueden surgir, sus razones y al final se propondrá consejos para
poder subsanar estos problemas.
El amor hacia la pareja es un vínculo
emocional que nos une a la otra persona cuando vemos en ella o en él
aspectos que valoramos: características intelectuales, emocionales,
éticas y también físicas y sexuales. Estimamos a la otra persona por las
cualidades que posee y es esa admiración lo que nos hará tener
actitudes de cuidado, protección, preocupación y sobre todo de querer
compartir momentos de nuestra vida con la persona a la que valoramos.
Es en las relaciones a distancia cuando
ese deseo de compartir nuestra vida no se puede llevar a cabo. Cuando
se piensa en ello y se toma conciencia de lo que implica esta situación,
muchas veces hay una amalgama de sentimientos y emociones que
dificultan el día a día de la relación. La construcción de una relación
de pareja puede ser en ciertos momentos difícil y complicada, pero
quizá en la distancia se multiplican estas complicaciones, llegando a
periodos de crisis que pueden dañar la relación.
En general si nos fijamos en los
problemas que más suelen malograr las relaciones de pareja nos
encontramos con: los celos, la incomunicación, los conflictos sin
resolver, la rutina, los desacuerdos en las responsabilidades de la
convivencia, la educación de los hijos cuando los hay…Pero no solo serán
los problemas de la convivencia los que afectarán a la relación, sino
que los problemas personales dificultan el entendimiento con la otra
persona. El miedo al compromiso, la falta de autoestima, la dependencia,
la inseguridad o las necesidades personales no resueltas deterioran la
relación con la otra persona, aunque uno/a mismo/a no sea consciente de
ello. Es en las relaciones a distancia donde más sale a la luz esas
dificultades personales, esa carga existencial que cada uno/a lleva
consigo, y que en ciertos casos deseamos que la otra persona nos ayude a
soportarla. Si bien los problemas que suelen surgir en las relaciones a
distancia serían muy diversos (dependiendo de cada caso particular)
para concretar podemos resumirlos en:
1) Sentimiento de frustración y enfado:
por la imposibilidad de estar cerca de la otra persona. Este
sentimiento puede que sea de forma inconsciente y en ciertos momentos
podemos incluso “culpar” a nosotros/as mismos/as o a la otra persona
por esa situación.
Razón por la que sentimos esto:
Una de las necesidades psicológicas básicas del ser humano es ser
consciente de su propia existencia, saber que uno/a existe. Esto lo
consigue la persona “viéndose” a sí mismo/a, desde una mirada
psicológica. Pero en muchas ocasiones las personas necesitan de quienes
le rodean para “verse”, para captarse y reconocerse. Quizá la pareja sea
la persona en la que más esperanzas ponemos para sentirnos vistos tal y
como somos; y si en este caso nuestra pareja está en la distancia,
muchas veces, aunque no seamos conscientes de ello, caeremos en cierta
negatividad en la relación por sentir que “no nos ve”, que no nos capta
tal y como somos, que en ciertos momentos por las formas de comunicación
somos invisibles ante él o ella. Esta es una de las razones por las que
podemos sentir cierto enfado o frustración en la relación (aunque como
veremos a continuación habrá otras razones).
Posibles soluciones: Es
necesario no sentir vergüenza a expresar los sentimientos, a decir que
se echa de menos a la otra persona, que se la quiere, que se piensa en
ella. Si en las relaciones de pareja se necesitan estas afirmaciones, en
las relaciones a distancia la expresión de los sentimientos ayuda a
confiar y asegurar ese vínculo psicológico. No podemos ver a la otra
persona directamente pero si la podemos “reconocer” como alguien
importante.
2) Inseguridad o duda:
Muy relacionado con lo anterior (la frustración y el enfado suelen
estar asociadas a la inseguridad o el miedo), es sentir una inseguridad
al no poder contar con nuestra pareja. Este sentimiento aparecerá sobre
todo en los momentos personales complicados y se asociará a esa
imposibilidad de estar junto a quien se ama.
Razón por la que sentimos esto: Quizá por la educación recibida y por los valores culturales que predominan respecto a las relaciones de pareja, es común concebir a la pareja como alguien que nos ayuda a soportar nuestra carga existencial. La distancia
imposibilita poder apoyarnos en la otra persona y esto hace que nos
sintamos en ciertos momentos solos/as e inseguros/as, hecho que también
nos frustra y enfada. Además se puede llegar a deducir que si la otra
persona no está a nuestro lado es porque realmente no nos quiere,
olvidando las circunstancias y las razones de esa imposibilidad de
convivencia.
Posibles soluciones: Como
decíamos anteriormente cada uno/a debe llevar una carga existencial por
el hecho de vivir. Cada persona necesita resolver sus problemas
personales o sus dificultades. Concebir a la pareja como un apoyo
fundamental hace que por nosotros/as mismos/as no busquemos soluciones y
no nos desarrollemos. La pareja es alguien que nos acompaña en nuestra
vida pero no alguien a la que podamos delegar nuestra responsabilidad de
existir. Cuanto más confiemos en nosotros mismos, más confianza habrá
en la pareja, aunque haya momentos en que no pueda ayudarnos o no esté a
nuestro lado para “arroparnos”.
3) Pesimismo y desánimo:
Parece que nuestro futuro en esta situación está puesto en duda, como
si no hubiera esperanzas de conseguir la felicidad junto a la pareja.
Razón por la que sentimos esto: Toda
persona necesita vivir con propósitos. Igual que en los trabajo o en la
vida en general se buscan logros, en las relaciones de pareja se
necesita saber que se está avanzando hacia un futuro posible. Cuando hay
una parada o bloqueo en ciertos aspectos de la
relación, como es en la convivencia, la persona puede sentir que no hay
un futuro posible con la pareja.
Posibles soluciones:
Por una parte es bueno plantear de forma abierta cómo ve cada parte de
la pareja el tipo de relación que se quiere construir. Quizá haya
diferencias en aspectos fundamentales y es bueno que se hable cuanto
antes. Por otra parte es necesario tener un proyecto común con un tiempo
y nos plazos acordados por la pareja. El establecer este proceso puede
que sea lo más complicado a resolver en estas situaciones. Proponer el
cómo (en forma de acciones concretas) y el cuándo se va poder compartir
la vida (una fecha aproximada a tener en cuenta) ayuda a superar
momentos de frustración, pesimismo y desánimo.
4) Problemas de comunicación: La
comunicación que suele ser escrita, por teléfono, o en el mejor de los
casos por videoconferencia, puede llevar a malos entendidos o
incomprensiones.
Razones por las que ocurre esto:
En toda comunicación hay un lenguaje verbal (el contenido, las
palabras) y un lenguaje no verbal (el tono, la emoción, el gesto de la
cara, la mirada,…). Captar ambos lenguajes hace que comprendamos el
significado y el sentido de la comunicación. Pero cuando no hay
posibilidad de captar el lenguaje no verbal por el tipo de comunicación
(e-mail, por teléfono,…) puede ocurrir que la comunicación se interprete
de forma errónea, ya que proyectamos más nuestros deseos, miedos o
expectativas en una comunicación escrita o por teléfono que en la
comunicación directa. No poder ver la cara de la otra persona
imposibilita interpretar el mensaje completo y podemos caer en el error
de poner lo que falta desde las inseguridades, miedos o frustraciones
antes mencionadas.
Posibles soluciones:
Por una parte cuando ocurren estas incomprensiones hay que ser
conscientes de lo que nos pertenece a nosotros y qué pertenece a la otra
persona. Si somos conscientes y lo tenemos en cuenta, no
interpretaremos nuestros miedos e inseguridades como falta de
preocupación o desinterés en la otra persona. Por otra parte podemos
ayudarnos de las nuevas tecnologías como la videoconferencia para
apaliar las dificultades de las comunicaciones que no permiten ver el
lenguaje no verbal. Si vemos que la comunicación escrita o por teléfono
dificulta el entendimiento es necesario utilizar estas nuevas vías más
completas.
Miedo, inseguridad, frustración, enfado,
pesimismo, desánimo o incomprensión suelen ser los problemas que
aparecen en las relaciones a distancia. En definitiva como hemos visto,
además de mejorar la comunicación, expresar los sentimientos, proponer
un proyecto en común, las relaciones de pareja a distancia necesitan un
mayor trabajo personal para no caer en los problemas comunes de las
parejas pero que con la distancia se multiplican y se llegan a hacer muy
complicados. Comprender lo que nos pasa, confiar en la relación y
resolver aquellos problemas que pueden ir surgiendo en el camino, sin
apartar la vista o sin querer olvidarse de ellos, ayudará a construir
una fuerte relación aunque sea en la distancia.
Autor: Sergio Delgado Somodevilla. Psicólogo terapéuta
Bibliografía:
- Fromm, E. (1959). El arte de amar. Paidos. Barcelona
- Branden, .N. (2009) Psicología del amor romántico. Paidos. Barcelona
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